En los Pirineos oscenses y sus estribaciones confluyen los dominios eurosiberiano y mediterráneo lo que le confiere una rica e interesante variedad de ambientes encontrándonos con multitud de mezclas de especies de ambos dominios a poca distancia. El clima es en general húmedo si bien contrasta mucho las frescas umbrías con los mayores rigores de sequedad y temperatura de las solanas. Un caso particular son los estrechos cañones y desfiladeros donde encontramos interesantes ejemplos de inversión térmica que sitúa a los encinares a mayores cotas que hayedos y abetales. En nuestras sierras los bosques tienen un límite altitudinal que se sitúa entorno a los 2.500 metros pero que la acción del hombre y los ganados ha hecho descender, en muchas de nuestras sierras, a niveles netamente inferiores.
A continuación se presentan los bosques de mayor a menor altitud encontramos en general en el Pirineo oscense teniendo en cuenta que estos pisos altitudinales descienden de cota en las umbrías en relación a las solanas. En el piso subalpino y montano superior encontramos un bosque de coníferas de montaña, que vendría a corresponder con la taiga, dominado por el pino negro (Pinus uncinata) acompañado por el abedul, sauce cabruno (Salix caprea),enebro enano (Juniperus communis), etc. A un nivel inferior, en el montano superior, se ve sustituido por el pino silvestre (Pinus sylvestris) y el abeto (Abies alba). Le sucede a menores cotas los bosques caducifolios mesófilos con un claro dominio del haya en la mitad occidental de nuestro Pirineo y con menor presencia en el Pirineo Central donde en ocasiones le sustituye el abedul. En general el hayedo podemos decir que necesita tener la copa fresca ubicándose en el límite de las nieblas y zonas más frescas y el abeto necesita tener el suelo húmedo por lo que requiere suelos profundos de pie de ladera. En ocasiones este bosque caducifolio presenta una gran riqueza específica y forma auténticas fragas o selvas reuniendo hayas, robles, fresnos, arces, serbales, avellanos, cerezos, tilos, pinos silvestres, acebos, tejos, etc. Una de las mejores representaciones por su variedad y originalidad de presencia de frondosas y espectacularidad otoñal es la pardina del Señor de Fanlo.
La especie más presente en todos estos ambientes pirenaicos es el pino silvestre. Se trata de la especie que ocupa una mayor área de distribución natural a nivel mundial pues resiste condiciones muy diversas presentando diferentes ecotipos desde el extremo este de Siberia hasta la península ibérica. Estos pinares en muchas ocasiones forman el denominado pinar musgoso que viene a ser una etapa serial inferior del bosque de caducifolios que con una adecuada gestión permitiría su evolución a un bosque mixto de gran frondosidad. Los claros que se abren en estas laderas son colonizados en muchas ocasiones por abedules (Betula pendula) o los característicos corros de álamo temblón (Populus tremula). Son por ello testigos de antiguas cortas, zonas afectadas por plagas o riesgos naturales, etc. Los fresnos los encontramos en los valles pirenaicos o bien formando setos entre prados o pequeñas masas mixtas cerca de los cursos de agua.
En las laderas del piso montano inferior y más soleadas del Pirineo encontramos a los robles subesclerófilos, robles marcescentes Quercus faginea y Quercus cerrioides a los que se asocia distintas especies de serval Sorbus sp, arces Arce sp y el pino laricio Pinus nigra. El pinar de laricio forma importantes masas naturales y repobladas en el Prepirineo oscense y cotas inferiores del Pirineo. El roble marcescente es también muy abundantes en el prepirineo donde colonizan las laderas de solana y las valles más frescos de los somontanos.
En las gargantas pirenaicas y escarpes rocosos protegidos de los fríos encontramos un árbol esclerófilo, claramente mediterráneo, la encina (Quercus ilex). También en estos ambientes en sus ubicaciones más frescas encontramos tilos, arces, olmos de montaña, serbales junto a hayas y abetos. Esta también presente los encinares en las laderas prepirenaicas ocupando frente al robledal los terrenos más pobres y rocosos que no están cubiertos de pinar.
Entre los bosques naturales más espectaculares y considerados por expertos naturalistas del Pirineo oscense destaca la Selva de Oza, Los cañones de Ordesa, Añisclo, Escuaín y Pineta, la pardina del Señor de Fanlo entorno al barranco de Chate, la Selva de Plan, el valle de Bujaruelo, la selva de Hoz de Jaca, etc.