selvicultura

Idea principal
La silvicultura, que significa cultivo o cuidado de los bosques, agrupa las técnicas que se aplican a las masas forestales para obtener de ellas una producción sostenible de bienes y servicios. Los tratamientos selvícolas deben estar orientados a cumplir dos objetivos básicos: la persistencia y la mejora de la masa en calidad. En nuestra provincia las actuaciones selvícolas más desarrolladas van en la dirección de mejorar el nivel de protección de los montes y masas forestales frente a los incendios. Solo en el caso de las choperas las actuaciones mayoritarias van en la dirección de mejorar la calidad de las masas.

Palabras clave
Selvicultura, claras, clareos,

Resumen
La selvicultura en su labor de conservar y mejorar las masas forestales, ocupándose de la composición y desarrollo de las mismas, se apoya, entre otras ciencias en: la geobotánica, la ecología, la edafología, la metereología y la dendrología. Dentro de la misma encontramos una rama denominada silvopascicultura que se preocupa del desarrollo de ecosistemas con un aprovechamiento mixto e integrado tanto ganadero como del substrato arbóreo. Un capítulo especial de la silvopascicultura es la gestión de las dehesas, típicas de montes mediterráneos, que son ecosistemas creados y mantenidos por el hombre y sus ganados de gran interés por compatibilizar un alto interés ecológico con una importante repercusión socioeconómica en estos territorios.
La práctica selvícola debe adaptarse a los fines que se persiguen. Si el objetivo principal es maximizar la obtención de madera de calidad las prácticas selvícolas serán más intensivas y deben orientarse a conseguir la poda del arbolado y a concentrar el potencial de crecimiento de la estación en los individuos con mejores fenotipos. Si los objetivos se orientan a maximizar la cantidad de madera por ser su destino la industria del papel o la biomasa las actuaciones no serán tan selectivas e intensas y buscarán el mantenimiento de las densidades óptimas de individuos para cada edad. La selvicultura mediterránea corresponde al conjunto de prácticas selvícolas de aplicación en ecosistemas forestales mediterráneos.
Las principales prácticas selvícolas empleadas durante la evolución de las masas forestales desde su regeneración hasta el momento anterior a su corta se denominan tratamientos parciales (claras, podas, desbroces, etc). Los objetivos de los mismos son: asegurar la persistencia frente a los agentes externos, sean bióticos o abióticos, mantener e incrementar el vigor vegetativo de la masa (estimulando su desarrollo y controlando su composición específica) y anticipar, facilitar o incrementar la producción.
Un tratamiento muy recurrido en los ambientes mediterráneos es el desbroce que consiste en la eliminación total o parcial de la cubierta arbustiva. Su aplicación es muy frecuente dentro de los tratamientos de mejora en la implementación de planes de defensa contra incendios y se suele aplicar sobre superficies entorno a vías de comunicación para crear espacios de compartimentación y mejorar las condiciones de seguridad de trabajo de los retenes. Se suele ejecutar con medios mecánicos pero para su posterior mantenimiento es muy interesante el posterior aprovechamiento ganadero. Entre sus logros está disminuir el riesgo de incendios, favorecer la regeneración arbórea, mejorar la transitabilidad, incrementar la producción de pastos y el crecimiento del arbolado, etc.
Las claras y clareos constituyen los más importantes tratamientos parciales que se ejecutan sobre el arbolado. Se actúa sobre una parte del arbolado que se elimina mediante cortas denominadas de mejora que se ejecutan de forma discontinua al objeto de obtener varios beneficios: reducir la competencia dentro de la masa para favorecer un mayor desarrollo de los pies remanentes, regular o mantener la composición específica y el vigor de la masa realizando claras sanitarias y regularizantes, y en algunos casos anticipar la producción de madera.
La selvicultura del siglo XXI se debe orientar hacia una producción diversa que compatibilize todas las producciones y externalidades que produce el monte. Entre sus retos en la provincia de Huesca están:

  • La diversificación y mejora evolutiva de los pinares de repoblación con actuaciones tendentes a favorecer la incorporación a sus masas futuras de frondosas para la creación de masas mixtas más estables, de mayor biodiversidad y creadoras de interesantes paisajes.
  • La práctica de una selvicultura preventiva frente a los incendios que aumente la protección y resilencia de las masas frente a los mismos cambiando su estructura y potenciando especies más resistentes frente al fuego con poder de rebrote.
  • El establecimiento en áreas más productivas de masas donde se practique una selvicultura intensiva con el objetivo del abastecimiento de industrias comarcales productoras de madera de calidad certificada y generadoras de empleo y desarrollo.

Algunas ideas para saber más

  • La selvicultura nació propiamente como ciencia a finales del siglo XVI, fruto de la preocupación en centroeuropa de garantizar la obtención de grandes escuadrías para la construcción de sus barcos y la renovación de los recursos de los montes que empezaban a escasear. Hay montes europeos con turnos de tratamiento de masas de robledal para desenrrollo con turnos de hasta 400 años con el objetivo de conseguir madera de enorme valor.
  • Propiamente como ciencia forestal en España no comienza hasta el año 1833, con la publicación de las Ordenanzas Generales de Montes. A partir de ahí se formó el Cuerpo de Ingenieros de Montes y su Escuela, fundada en 1846. En sus inicios la formación selvícola ha estado muy marcada por la influencia del saber y de las prácticas desarrollados en Centroeuropa pero ya desde finales del siglo XX se ha desarrollado en España la conocida como selvicultura mediterránea más apropiada para las características de la mayor parte de nuestros montes.
  • A la hora de planificar actuaciones en distintas masas forestales hay que tener muy en cuenta el diferente temperamento de las especies arbóreas. A este respecto se diferencian entre especies de temperamento robusto o de luz que se desarrollan bien en espacios abiertos y luminosos y especies de sombra que reaccionan mal a grandes aperturas del terreno. Si se quieren favorecer especies de sombra como hayas o abetos se deberán hacer tratamientos moderados de apertura de las masas o cortas de regeneración progresivas.
  • La selvicultura productiva está indicada para terrenos con buena calidad de estación por la profundidad de sus suelos, la moderada pendiente y/o la elevada pluviosidad. En terrenos pobres o muy accidentados generalmente se llevan a cabo prácticas selvícolas con carácter protector para disminuir el riesgo frente a incendios, mejorar las funciones de protección de estas masas frente a los riesgos naturales como aludes de nieve o la erosión, para potenciar la biodiversidad, etc.
  • El coeficiente de esbeltez que consiste en calcular el cociente entre la altura media de una masa y su diámetro medio expresado en unidades semejantes es muy empleado para estimar la estabilidad de una masa. A este respecto se considera por ejemplo en relación al pino silvestre que valores superiores a 65 comprometen de forma importante la estabilidad mecánica frente a vientos y la nieve del arbolado.
  • Hay especies de luz como el pino silvestre que si crece sus primeros años con espesuras suficientes, que disminuyen la entrada de luz en sus ramas de su parte inferior, experimentan el proceso denominado como poda natural que se traduce en una mejora de la calidad de la madera y que fue la causa de que se repoblará esta especie con grandes densidades.