Idea principal
Históricamente el Pirineo ha sido un medio muy humanizado que mantuvo densidades de población importantes en relación a la capacidad del medio y donde la ganadería se erigía como la principal actividad primaria. Las necesidades de estos ganados supuso que terrenos correspondientes al medio montano superior y subalpino, ambientes que de forma natural albergarían masas boscosas, fueran sustituidos por pastizales. El declive demográfico actual del Pirineo junto a la crisis de la ganadería extensiva está permitiendo que el bosque recupere actualmente estos medios.
Palabras clave
Ganadería extensiva, Dehesa, ramón, árbol forrajero, carga ganadera,
Resumen
En las áreas de montaña el ganado se ha erigido tradicionalmente como el generador y conservador de muchos de sus paisajes, ampliando el dominio de los pastizales a cotas propias de las masas arboladas. Los ganados encuentran en la vegetación herbácea su principal fuente de alimentación pero en régimen extensivo también recurren a las superficies leñosas en busca de protección y de comida en épocas de escasez.
En el pasado siglo ha existido una fuerte controversia entre los ganaderos y los forestales a raíz de la ingente labor repobladora efectuada en Huesca, que supuso la pérdida de importantes superficies aprovechadas a diente para los ganados, principalmente en los pastos de transición entre los puertos y las tierras bajas, para su restauración forestal. A esta política repobladora le falto una adecuada planificación territorial que hubiera evitado este enfrentamiento limitando las áreas objeto de repoblación a las superficies más degradadas, marginales para la ganadería y sujetas a erosión. También se echa en falta en esa política la concesión de ayudas al sector primario que hubiera podido preservar cierta ocupación humana y de sus ganados en los terrenos más aptos para su alimentación sin riesgo de erosión.
Actualmente parece que se está superando esta diatriba y se abren nuevos conductos para el entendimiento y la colaboración entre los ganaderos y los gestores forestales. Para la preservación de estos montes frente a sin duda su mayor riesgo, los incendios forestales, se necesita la colaboración de los ganaderos como medio más barato y estable de compartimentar las grandes masas forestales y para la mejora general de la estabilidad frente a incendios de las masas arboladas y demás ecosistemas.
De cara a incrementar el interés de las masas forestales para los ganados será necesario realizar claras que permitan una mayor entrada de luz en las masas y desbroces que limiten la el incremento de matorrales de muchos montes. En muchos casos será necesario vallar de forma temporal áreas de monte para facilitar unas cargas ganaderas que permitan la mejora de los pastos y el mantenimiento de las mejoras. Esta demostrado con innumerables estudios que la matorralización de las superficies de pastizales disminuye localmente la riqueza de especies de plantas y animales de un entorno.
Para el aprovechamiento óptimo de los pastos forestales es necesario combinar la estancia de diferentes tipos de ganado lo que garantizará una producción ganadera múltible más estable y ecológicamente más interesante. Al final del verano y otoño se podaban árboles forrajeros como los fresnos, robles o hayas en nuestro Pirineo para proveer del denominado “ramón” y que constituía un interesante suplemento alimenticio para el ganado. En el caso de que lo consumiera directamente de la planta, normalmente especies arbustivas o rebrotes del género Quercus, a esa acción se la denominaba ramoneo.
Un sistema muy español de gestión de ecosistemas arbolados con ganado es la dehesa. Se trata de un sistema muy utilizado en el sudoeste español en los ámbitos mediterráneos de Andalucia, Extremadura y Castilla y la Mancha. Consiste en mantener una baja densidad de arbolado, del género Quercus principalmente, con el objetivo principal de producción de bellota de gran interés para los ganados y también ramón, en un medio dominado por una cubierta herbácea natural. Se trata de unos sistemas agroforestales de gran estabilidad.
Algunas ideas para saber más
- Existen árboles con aprovechamiento forrajero y el más típico del Altoaragón es el fresno que se podaba en el otoño, antes de perder verdor su follaje, para guardar estas ramas para la alimentación de los ganados en el invierno. También se podaban robles marcescentes, hayas, álamos y otras especies de frondosas a las que mostraban gran apetencia los ganados a falta del recurso herbáceo.
- Las dehesas son en muchos territorios rurales la principal actividad generadora de renta y empleo contribuyendo al mantenimiento de la población en territorios en los que apenas hay otras alternativas productivas. En la provincia de Salamanca entre un 7 y 12% de la población activa está ocupada en las dehesas.
- La riqueza mantenida por una dehesa bien gestionada es mayor que otros hábitats naturales manejados por el hombre. A modo de ejemplo se ha comprobado en superficies de dehesa con pies del género Quercus densidades de hasta 135 especies vasculares diferentes en apenas 1000 metros cuadrados frente a una media de 40 especies de plantas en bosques o matorrales densos. La razón es en la multiplicación de ambientes que encontramos en las dehesas.
- En algún monte oscense se está investigando tímidamente la posibilidad de aprovechamiento y limpieza de los montes con el uso de ganado porcino. Al pastoreo con ganado porcino en campo abierto favoreciendo el consumo de bellotas se le denomina Montanera.
- Un gran reto actual es el establecimiento de pastizales sobre las grandes superficies arboladas del Pirineo y especialmente las superficies repobladas. Para conseguir este objetivo se deben realizar previamente claras intensas y desbroces y acudir posteriormente a técnicas de laboreo mínimo, abonado y siembra posterior de mezclas de pratenses rústicas y propias de estos territorios.
- La ganadería y los ecosistemas pascícolas donde se alimenta son claramente uno de los componentes más destacados del “Paisaje Cultural” de nuestros sistemas montañosos. No se puede entender la belleza de nuestros valles pirenaicos y pueblos de montaña sin el fresco verdor de los prados y pastizales mantenidos por los ganados.