quejigo

Quercus faginea Lam. subsp. faginea

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Presentación de la especie
La palabra faginea es debido a su parecido de su hoja con la del haya (Fagus). Es un árbol de amplia distribución en la España mediterránea y que en nuestra provincia situamos en forma de masas, bosquetes o pies sueltos al sur del Prepirineo, principalmente en suelos generalmente calizos, a menos de 1200 metros de altitud y en los mejores suelos de ambientes dominados por los encinares montanos.
Roble (donde no hay especies de hoja grande). Rebollo (Soria, Palencia, Guadalajara, Teruel). Cajico, Cajogo, Caxico, Quejigo, Caixigo (Pirineo de Huesca). (Cataluña). Roble carrasqueño. (Galicia).

Características principales
El quejigo es un árbol de copa generalmente recogida y poco densa y talla variable en función de las vicisitudes que ha sufrido desde arbustivo a esbelto y recto. Las máximas alturas que encontramos en nuestra provincia en masas adultas se sitúan entre los 15 ya 20 metros de altura. Las hojas son simples, alternas, de limbos coriáceos y que presentan gran variabilidad de forma y dimensión, son también marcescentes llegando incluso a permanecer verdes prácticamente hasta que salen las nuevas. Tienen un color verde lustroso por el haz y más claro por el envés, con su borde con dientes poco profundos, a veces punzantes.
Son típicas del quejigo y otros robles las agallas, que son unas bolas del tamaño de una nuez, de color marrón, que tienen unas prominencias con un interior esponjoso y acorchado. El fruto es una bellota que presenta una cúpula recubierta de escamas aovadas, y de aspecto aterciopelado; las bellotas se disponen en grupos y nacen sobre cortos pedúnculos. Los quejigos pueden llegar a vivir varios siglos, habiéndose encontrado ejemplares de más de mil años.

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Usos y curiosidades
Se puede utilizar su madera cuando presenta dimensiones y formas adecuadas en la construcción, para hacer vigas, pero principalmente se ha utilizado como leña de uso local y para hacer carbón vegetal.
Pero la especie tiene un alto valor protector y de refugio y recurso trófico para la fauna silvestre. Su presencia en las laderas más frescas y con mejores suelos de los somontanos y las faldas solaneras del Prepirineo garantizan unas buenas cosechas de bellotas gran parte de los años. Es una especie noble creadora de suelo y protectora frente a la erosión por su potentes raíces lo que la hace muy valiosa en los montes y laderas con clara vocación protectora. En pleno verano destaca entre los encinares por su verde intenso que contrasta con los campos cosechados y los pastos agostados.