robledal marcescente

Distribución
Dentro de la especie Quercus cerrioides se agrupa una serie de manifestaciones de robledal marcescente muy hibidado, con muchos ecotipos, que presentan características intermedias entre el Q humilis y el Q faginea y que se localizan en el Pirineo y el Prepirineo donde es muy abundante. Se trata de una especie endémica del cuadrante nordeste peninsular. Se trata de un bosque considerado como “submediterráneo” por encontrarse en un área de transición entre los ambientes atlánticos y mediterráneos.
Su franja altitudinal más típica va desde los 600 y 1400 m. de altitud, poblando preferentemente las solanas tanto en el Pirineo como en el Prepirineo sobre suelos fértiles. En el Prepirineo también lo encontramos en las umbrías y fondo de valle en sus ubicaciones a menor altitud. Los robledales se ubican generalmente por encima o a la misma cota que los carrascales pirenaicos que suelen poblar las laderas más pedregosas y pobres.

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Ecología
Se trata de una especie con moderadas exigencias hídricas, con un mínimo de 600 litros anuales, eso si, bien repartidos a lo largo del año. Soporta tanto heladas invernales como calores estivales.
Vive sobre todo tipo de litologías manifestando cierta preferencia por los suelos básicos. Requiere suelos medios de cierto desarrollo en sus exposiciones de solana y en exposiciones de umbría o en ambientes más húmedos puede colonizar laderas con suelos poco desarrollados.
Se encuentra generalmente por encima de la banda de los carrascales o en estaciones más favorables de suelo y humedad con respecto a esta especie. Forma extensos bosques en el dominio montano inferior del prepirineo, en suelos menos pedregosos, y más húmedos. En el Pirineo los encontramos en las solanas cediendo las umbrías al pino silvestre.
El robledal marcescente constituye la vegetación climática de buena parte del piso montano inferior de nuestro prepirineo y del piso montano inferior solanero del Pirineo.

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Formación arbórea
El robledal marcescente era tradicionalmente aprovechado, por su ramón y fruto, por los ganados lo que supuso la actuación del hombre sobre muchas de estas masas llevando a cabo trabajos de desmoche de las copas y cierto adehesamiento de las masas. Cabe resaltar al respecto las conocidas como dehesas boyales que permitían por el fruto y el ramón alimentar durante el otoño/invierno a los bueyes en las laderas solaneras próximas a los núcleos pirenaicos. El abandono rural, el descenso de las cargas ganaderas y del aprovechamiento de sus leñas ha facilitado en el último decenio la recuperación a portes arbóreos de muchas de sus masas y la densificación de las mismas. La correcta actuación futura de las mismas reduciendo las densidades y seleccionando los mejores pies del porvenir auguran un gran futuro a estas masas.

La composición florística de los robledales marcescentes es muy diversa. Los robles conviven con muchas otras especies arbóreas, especialmente con pinares, arces, servales, encinas, etc. En sus formaciones están bien desarrollados los estratos arbustivos y herbáceos por ser sus copas de densidad media.
En su área de distribución natural se ha repoblado en muchas ocasiones con el Pino laricio (Pinus nigra sp) con el que llega a conformar masas mixtas o encontrarse en su subpiso.