masas artificiales

Las principales formaciones repobladas que nos encontramos en nuestra provincia tienen su origen en dos periodos claramente diferenciados correspondientes a la primera y segunda mitad del siglo XX.
El primer periodo corresponde a las labores realizadas por los servicios hidrológico forestales y la Confederación Hidrográfica del Ebro durante la primera mitad de siglo ( entre 1910 y 1940) y que llevaron a cabo repoblaciones de defensa y protección de las cuencas vertientes en las cuencas de los ríos Aragón y Gállego, actuaciones entorno a los futuros embalses de Barahona, Mediano y La Peña y de estabilización del manto nivoso y protección frente a los aludes de nieve entorno a la estación internacional de Canfranc. Las actuaciones no fueron especialmente intensas, apenas totalizan unas 1.500 hectáreas, pero si tuvieron un gran éxito por la rápida adaptación de las plantaciones al medio natural. Se repobló principalmente con el pino silvestre y secundariamente con el pino laricio en las cotas más bajas entorno a los futuros embalses. Destaca por su singularidad la repoblación con piceas (Picea abies) y alerces (Larix decidua),especies alóctonas de origen alpino, en puntuales rodales en los montes de Canfranc. Estas masas se encuentran actualmente muy naturalizadas y han alcanzado edades adultas. Las avanzadas edades de estas masas junto a la baja intensidad de actuación selvicola en las mismas exigiría la actuación urgente en las mismas para garantizar la regeneración de las mismas siempre intentando favorecer la introducción de frondosas en las mismas.
El segundo gran periodo de repoblación corresponde con aproximadamente la segunda mitad del siglo XX donde a raíz del denominado a nivel nacional “Primer Plan General de Repoblación” del año 1939, y promovidas, en su inicio, a través del Patrimonio Forestal del Estado (P.F.E), se llevaron a cabo intensas repoblaciones, principalmente por el Prepirineo, especialmente el occidental, pero que abarcaron todas las sierras provinciales. Estas repoblaciones permitieron recubrir muchas de las laderas desarboladas de la depresión intrapirenaica y del Prepirineo, sujetos a una secular fuerte presión por los ganados trashumantes, consiguiendo incrementar de forma importante las coberturas arbóreas de estos territorios. También se llevaron a cabo repoblaciones en el medio pirenaico, en los Somontanos y en los Monegros sobre las tierras no cultivables existentes en estos medios incidiendo especialmente sobre las superficies de propiedad pública pero incidiendo también sobre superficies de propiedad particular que se consorciaban. En el entorno prepirenaico especialmente pero también en el pirenaico el Patrimonio Forestal del Estado compro multitud de propiedades y pardinas para llevar a cabo su política repobladora.
Para estas repoblaciones se recurrió de forma predominante al empleo de especies del género Pinus que totalizaron más del 90% de la superficie repoblada. Se utilizaron especies autóctonas y en general en ubicaciones adecuadas para las distintas especies.
El pino silvestre (Pinus sylvestris), con el que se repobló hasta un 40% de la superficie provincial, se empleo para arbolar las laderas del piso montano del Pirineo y el Prepirineo. En estas repoblaciones existen una gran divergencia de la evolución y crecimiento de las distintas masas muy influenciadas por las características edáficas y microclimáticas de las áreas reforestadas.
El Pino laricio (Pinus nigra) se utilizó también hasta en aproximadamente un 40% de la superficie provincial repoblada. Se recurrió a esta especie en aquellos terrenos situados en la base de las laderas solaneras del Pirineo y Prepirineo y también en laderas más protegidas situadas a menor altitud en el Prepirineo. Se trata de una especie muy indicada para recuperar y estabilizar terrenos margosos y arcillosos de la depresión intrapirenaica donde está actualmente muy asociada a estos paisajes. Al ser al especie de pino más afectable por la procesionaria a ocasionado no pocos problemas por la importante incidencia que tiene esta plaga sobre sus masas. Se repobló en parte con subespecies no autóctonas y en medios del somontano situados en el límite natural de la especie y sobre terrenos muy pobres lo que se ha traducido en la existencia de masas con bajos crecimientos y muy bajo vigor.
La repoblación con Pino carrasco (Pinus halepensis) totalizó hasta un 15% del terreno arbolado de forma artificial y se realizó principalmente por la mitad sur de la provincia. Se repobló principalmente la vertiente norte de las Sierras Monegrinas y laderas dispersas por los somontanos. Pero estas repoblaciones también ascendieron por el Cinca hasta Ainsa, Esera hasta Santaliestra y Noguera Ribagorzana hasta Puente de Montañana. Se empleo el carrasco por tratarse de una especie mediterránea que soporta muy bien la sequedad del ambiente y la pobreza de los suelos de estas sierras.
El resto de especies empleadas en repoblaciones en la provincia esta encabezadas por el recurso del pino negro (Pinus uncinata) en repoblaciones protectoras frente a los aludes de nieve y de estabilización de terrenos de alta montaña entorno a las estaciones de esquí y sus infraestructuras de acceso. También se ha recurrido, en similar orden de magnitud que la especie anterior, distintos clones de chopo (Populus nigra) para la revegetación de terrenos situados entorno a los cursos bajos de los ríos Cinca, Aragón y Alcanadre principalmente en los denominados “montes de estimación de riberas”.
Estas repoblaciones por la importante superficie concernida y la importante transformación en valores relativos que supusieron en determinadas áreas, como la Guarguera, el término de Riglos y Caldearenas, La Solana, la mitad norte de la comarca de La Litera, etc, con la repoblación de más del 40% de estos territorios una transformación radical de sus paisajes y modos de vida. En casos fue el detonante final de la desaparición de muchos de nuestros pueblos ante la falta de cualquier política de desarrollo territorial equilibrado que pudiera desarrollar estos territorios deprimidos demográficamente.
La situación actual de estas repoblaciones es muy variada pero en líneas generales comprende unas excesivas densidades de pies, en relación a las adecuadas a las distintas edades, de las mismas fruto de unas repoblaciones efectuadas a alta densidad y a la escasa práctica de claras posteriores para regularizar esta situación. También las masas generalmente son monoespecíficas y sería muy conveniente favorecer el establecimiento y progresión en estas masas de frondosas que enriquecerán la biodiversidad y la propia estabilidad de las mismas. Están todas ellas en edades medias o subadultas y sería necesario iniciar en muchas de ellas cortas preparatorias para garantizar la adecuada regeneración natural de las mismas. Se cierne sobre todas estas masas un elevado riesgo frente a incendios forestales que exige la ejecución de labores de protección y defensa frente a incendios forestales. La gestión futura de estas masas debe tener muy en cuenta la necesidad de llevar a cabo una gestión agrosilvopastoral en estos territorios que lleve asociada la puesta en valor en el territorio de los recursos naturales y que ayude al desarrollo socioeconómico de estos territorios.